Hemos
sido víctimas de un auténtico golpe de estado. Su carácter vinculante
para las legislaciones nacionales se ha cumplido a rajatabla. En muy
poco tiempo hemos sufrido un torbellino de reformas que ha llegado hasta
la mismísima Constitución, que han blindado las exigencias de Alemania y
los gigantes económicos de la UE, con la inestimable ayuda de
organismos como el FMI, OCDE, etc. Alemania parece haber tomado la
revancha de su humillación en el Tratado de Versalles y ha colonizado las economías de la periferia europea gracias a su potencia comercial y financiera.
Nos
repiten que estas medidas son necesarias para salir de la crisis pero
la experiencia demuestra que jamás ha habido una economía que haya
salido de una crisis con políticas como las que se nos imponen desde la
UE. De su mano, caminamos derechos hacia los seis millones de parados.
Los gigantes del mercado y los países de mayor tradición capitalista
protestante han condenado a los periféricos a vivir atrapados en actividades económicas sin valor añadido estrangulando su crecimiento. Hablan de recortes y de austeridad pero nos engañan.
El pacto incluye no legislar contra la existencia de auténticos
agujeros negros de la economía como son las numerosas y crecientes
exenciones y deducciones fiscales a las rentas más altas que merman la
recaudación en porcentajes crecientes.
En
Europa no hay solidaridad. Unos crecen y otros se hunden. El Tratado de
Maastricht marcó una senda para consolidar la dictadura del capital
sobre el trabajo. El Pacto del Euro y su inmediato desarrollo lo han
acentuado con la complicidad de los gobiernos, grandes partidos y sindicatos. Hasta que los europeos digamos basta
No hay comentarios:
Publicar un comentario