domingo, 24 de julio de 2011

Exceso de Comunicación

Desgraciadamente se está perdiendo la real comunicación, es triste ver que entre los miembros de la familia, padres, hijos,  se hablan con monosílabos, porque cada quien está en lo suyo (o sea con su aparatito en la mano sin importarle dialogar con el resto) dentro de pocos años veremos las consecuencias…zombies totales!
– ¡Por fin alguien lo hizo!
Acabo de leer en internet que a la entrada de algunos restaurantes europeos les decomisan a los clientes sus teléfonos celulares. Según la nota, se trata de una corriente de personas que busca recobrar el placer de comer, beber y conversar sin que los ring tones interrumpan, ni los comensales den vueltas como gatos entre las mesas mientras hablan a los gritos.
La noticia me produjo envidia de la buena. Personalmente, ya no recuerdo lo que es sostener una conversación de corrido, larga y profunda, bebiendo café o chocolate, sin que mi interlocutor me deje con la palabra en la boca, porque suena su celular.
En ocasiones es peor. Hace poco estaba en una reunión de trabajo que simplemente se disolvió porque tres de las cinco personas que estábamos en la mesa empezaron a atender sus llamadas urgentes por celular. Era un caos indescriptible de conversaciones al mismo tiempo. Gracias al celular, la conversación se está convirtiendo en un esbozo telegráfico que no llega a ningún lado. El teléfono se ha convertido en un verdadero intruso.
Cada vez es peor. Antes, la gente solía buscar un rincón para hablar. Ahora se ha perdido el pudor. Todo el mundo grita por su móvil, desde el lugar mismo en que se encuentra.
La batalla, por ejemplo, contra los conductores que manejan con una mano, mientras la otra, además de sus ojos y su cerebro se concentran en poner SMS, parece perdida. Aunque la gente piensa que puede hablar o escribir al tiempo que se conduce, hay que estar en un trancón causado por un adicto al teléfono para darse cuenta de que no es así.
No niego las virtudes de la comunicación por celular. La velocidad, el don de la ubicuidad que produce y por supuesto, la integración que ha propiciado para muchos sectores antes al margen de la telefonía. Pero me preocupa que mientras más nos comunicamos en la distancia, menos nos hablamos cuando estamos cerca.
Me impresiona la dependencia que tenemos del teléfono. Preferimos perder la cédula que el móvil, pues con frecuencia, la sim card funciona más que nuestra propia memoria.
El celular más que un instrumento, parece una extensión del cuerpo, y casi nadie puede resistir la sensación de abandono y soledad cuando pasan las horas y este no suena. Por eso quizá algunos nunca lo apagan. ¡Ni en cine! He visto a más de uno contestar en voz baja para decir: “Estoy en cine, ahora te llamo”. Es algo que por más que intento, no puedo entender.
También puedo percibir la sensación de desamparo que se produce en muchas personas cuando las azafatas dicen en el avión que está a punto de despegar que es hora de apagar los celulares. También he sido testigo de la inquietud que se desata cuando suena uno de los ring tones más populares y todos en acto reflejo nos llevamos la mano al bolsillo o la cartera, buscando el propio aparato.
Pero de todos, los Blackberry merecen capítulo aparte. Enajenados y autistas. Así he visto a muchos de mis colegas, absortos en el chat de este nuevo invento. La escena suele repetirse. El Blackberry en el escritorio. Un pitico que anuncia la llegada de un mensaje, y el personaje que tengo en frente se lanza sobre el teléfono. Casi nunca pueden abstenerse de contestar de inmediato. Lo veo teclear un rato, masajear la bolita, y sonreír; luego mirarme y decir: “¿En qué íbamos?”. Pero ya la conversación se ha ido al traste. No conozco a nadie que tenga Blackberry y no sea adicto a el.
Alguien me decía que antes, en las mañanas al levantarse, su primer instinto era tomarse un buen café. Ahora su primer acto cotidiano es tomar su aparato y responder al instante todos sus mensajes. Es la tiranía de lo instantáneo, de lo simultáneo, de lo disperso, de la sobredosis de información y de la conexión con un mundo virtual que terminará acabando con el otrora delicioso placer de conversar con el otro, frente a frente.

viernes, 15 de julio de 2011

De vacaciones en la Unión Europea, recuerde el 112

Un camión de bomberos con el 112 rotulado ©BELGA/J.Warnand
Un camión de bomberos con el 112 rotulado ©BELGA/J.Warnand
No importa el lugar de Europa en el que uno pase sus vacaciones siempre que tenga en mente el número europeo de emergencias, 112. Ante cualquier imprevisto, ya sea en el país de procedencia o en cualquier otro Estado miembro, no es necesario recurrir a los números nacionales de emergencia, puesto que el 112 es válido en toda la Unión Europea. La Eurocámara presentará durante la próxima sesión plenaria de julio un informe con la intención de mejorar este servicio.
El 112  es el número oficial de emergencia europeo desde 2009, se puede utilizar en cualquier país comunitario, y aunque no reemplaza a los números de emergencia nacionales, sí actúa de forma paralela y complementaria a éstos. Por ello resulta especialmente útil cuando se viaja a otro Estado miembro y se necesita, por ejemplo, llamar a la policía, pedir una ambulancia o notificar un accidente de tráfico.

El Parlamento Europeo debatirá el próximo 4 de julio en sesión plenaria un proyecto de informe sobre el servicio universal y el número de emergencia. El documento, desarrollado por la eurodiputada socialista griega Sylvana Rapti, analiza el estado actual de estos servicios y los retos futuros en materias como la financiación y la tramitación de las llamadas (tiempo de respuesta, llamadas en idiomas extranjeros, ubicación de la persona que efectúa la llamada...).

Mejorar el acceso

El informe también aborda otros asuntos como la mejora del acceso de los grupos vulnerables y personas con discapacidad. El documento resalta que el número 112 "puede salvar vidas", y lamenta que " aún esté lejos de desarrollar todo su potencial". También recomienda el uso de servicios de interpretación para ayudar a aquellas personas que no hablen el idioma del país desde el que realizan la llamada, y destaca "la necesidad de garantizar la accesibilidad del número 112 a personas con diferentes tipos de discapacidad y a los grupos vulnerables".

Rapti cree necesario "prestar al número 112 el apoyo que merece para que aporte los mayores beneficios a las vidas de los ciudadanos", ya que "en caso contrario, perderá toda su utilidad".

lunes, 4 de julio de 2011

La Belleza del Saludo

Cuenta una historia…
… que un Judío trabajaba en una planta empacadora de carne en Noruega. Un día terminando su horario de trabajo, fue a uno de los  refrigeradores para inspeccionar algo; se cerró la puerta con el seguro y se quedó atrapado dentro del refrigerador.    Golpeó fuertemente la puerta y empezó a gritar, pero nadie lo escuchaba.   La mayoría de los trabajadores se habían ido a sus casas, y era casi imposible escucharlo por el grosor que tenía esa puerta.
Llevaba cinco horas en el refrigerador al borde de la muerte. De repente se abrió la puerta.    El guardia de seguridad entro y lo rescató.
Después de esto, le preguntaron al guardia a qué se debe que se le ocurrió abrir ésa puerta sino es parte de su rutina de trabajo ??.
Él explicó:   llevo trabajando en ésta empresa 35 años;   cientos de trabajadores entran a la planta cada día, pero él es el único que me saluda en la mañana y se despide de mi en las tardes.  El resto de los trabajadores me tratan como si fuera invisible.  Hoy me dijo  “hola”  a la entrada, pero nunca escuché  – “hasta mañana” – Yo espero por ese  “hola”,  “buenos días”,  y ése  “chao” o “hasta mañana” – cada día.  Sabiendo que todavía no se había despedido de mi,  pensé que debía estar en algún lugar del edificio, por lo que lo busqué y lo encontré”.