martes, 16 de noviembre de 2010

El paro es una canallada, que hemos aceptado






España sobrepasa los 4 millones de parados; más de un 1,2 millones de hogares tienen a todos sus miembros en paro. El paro juvenil alcanza el 45%. Estas cifras y otras evidencian un auténtico drama para la sociedad española. La pregunta que nos hacemos es por qué una sociedad, un pueblo, no responde ante esta injusticia. ¿qué es lo que está pasando?

 















Ya sabemos que nuestro gobierno, que se dice socialista, prefiere beneficiar a la banca, la cual parece que está haciendo una huelga de capitales. Ya sabemos que los grandes sindicatos subvencionados, están al servicio del poder sacando jugosos beneficios de la gestión de fondos privados de pensiones. Ya sabemos que la casta política está corrompida hasta los tuétanos por privilegios y beneficios legales e ilegales, todos inmorales. Todo eso y más, ya lo sabemos... pero ¿por qué la sociedad española no reacciona ?
En la época de  las vacas gordas en España vimos como aceptábamos una degradación de la dignidad del trabajo a cambio de sumergirnos en el consumismo. La desmovilización de las conciencias ha hecho que se trague con muchas cosas. Hemos aceptado no tener hijos a cambio de vivir mejor. Hemos aceptado echar las culpas a los inmigrantes de la precariedad laboral y social mientras nuestros hijos se  crían a solas con el televisor, el móvil  e Internet. Hemos aceptado que en nuestras calles haya más de ocho millones de pobres y que ni si quiera los veamos. Hemos subvencionado el botellón de los jóvenes mientras fracasaban en el colegio. Hemos aceptado que nuestras calles sean prostíbulos donde niñas y mujeres inmigrantes son esclavas. Hemos aceptado que nuestros viejos vivan y  mueran solos.
La sociedad española ha aceptado demasiadas cosas inaceptables y ahora esta inerme ante la injusticia del paro. Mañana, es posible que en España no haya los actuales niveles de paro y sin embargo la agresión del actual sistema seguirá con toda seguridad. El  paro es un elemento de agresión al corazón del hombre: degrada su vocación profesional, somete su voluntad a la dictadura del capital y le convierte en enemigo de sus otros hermanos trabajadores. Además siembra en las personas un sentimiento de culpabilidad e impotencia muy destructivo; cumple su papel fundamental de disciplinar a la sociedad.  El paro siembra desesperación cuando la familia no llega a final de mes; produce enfermedades y deteriora las relaciones familiares. En definitiva el paro mata.
Sin embargo el paro tiene solución si queremos. Empecemos a cambiar nuestras formas de vida. Empecemos a asociarnos con otros, a apoyarnos con otros, a unirnos a otros. Juntos podremos afrontar muchas de las necesidades de la vida cotidiana. Juntos podremos abrir nuevas posibilidades económicas, políticas  y sociales que vayan transformando las cosas. No aceptemos lo inaceptable y las cosas empezarán a cambiar. La lucha contra el paro  debe ser  una lucha solidaria por el cambio radical  de sociedad, de cultura, en donde los últimos de la Tierra, sean la referencia.


Autor editorial Autogestión

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